viernes, 2 de enero de 2009

CRONICA DE UN VIAJE AL MUNDIAL (Parte 5)

Paris, o la, la ¡¡ pues que les puedo decir de París?, fuimos a los museos y destinos de rigor y creo que fue una buena estancia, incluyendo las anécdotas de los “chaparros exitosos” (por cierto, compramos un par de tarjetas de teléfono que por más que intentamos no fue posible llegarles ni a la mitad del consumo) y del hecho que tuve que lavar propio y ajeno para sacar adelante la carreta. (Con esa obsesión de limpieza que justificadamente me señalaban mis compañeros, aún trayendo la maleta monstruo llena de ropa que no alcancé a usar.) Fueron días de mucho caminar y de llegar rendidos a nuestro tercer piso.













Hicimos la visita de rigor al Museo de Louvre, (donde estrenamos las camisetas personalizadas de la mundialmente famosa Cerveza Per Cápita),




Otro día fuimos al impresionante Museo D’Orsay en un lugar que anteriormente fue una enorme estación de tren, ahí el Coyo salió maravillado de observar a milimétros de distancia los óleos de su ídolo Van Gogh.

También pudimos comprobar que las apariencias engañan cuando en una banca de aspecto incómodo por lo recto de las formas, el Coyo, Chavito y una japonesa en posición casi de yoga se aventaron una pequeña siesta para recobrar fuerzas y seguir recorriendo las interesantes salas.
Cómo olvidar a los bailarines de break dance callejeros con los que insistí en tomarme una foto. No contaba con que habían sudado copiosamente y durante el resto del día traje la sensación de portar un raro perfume corporal.


También a los patinadores callejeros y su imitador virtual.
La búsqueda del centro del mundo en las afueras de Notre Dame, el altar a la Virgen de Guadalupe y la excelente comida en un restaurant de Montpellier, dónde la parquita fue expulsado en calidad de indigente.


El baile en la estación del metro. La visita a la torre Eiffel. El Cow Parade en La Defense y el baño de pies del Coyo….

Finalmente hubo que madrugar y tomar un tren rumbo a Gelsenkirchen para ver a Mexico-Portugal. México llegaba como favorito sentimental porque ya para entonces los alemanes y alemanas (me persigue otra vez el fantasma de Fox) habían asimilado a los verdes como su segundo equipo más que por el equipo en si, por la simpatía hacia los 50 mil mexicanos que pululábamos festivamente por Europa.
Esta región de Alemania es la más poblada y se forma por la unión de varios centros urbanos como GelsenKirchen, Essen, Dortmund, etc. Anteriormente zona minera ahora tratan de hacerla un pulmón verde y la verdad que es agradable, aquí llegamos al Hotel Schmidt, propiedad de un matrimonio, bastante pequeño pero confortable.





De nuestra estancia aquí resaltaría yo la noche con nuestros amigos japoneses, quienes fieles a la fama que tienen cuando viajan, documentaban de todas las formas posibles su viaje, tomando fotos, video y hasta hubo que anotarles en un cuaderno hasta la letra de ‘Cielito Lindo’; conocer un moderno estadio que tiene entre sus maravillas que la cancha puede sacarse del estadio para asolearla y para presentar en ella todo tipo de espectáculos, ver al “coyo” y a la “parka” vendiendo horas de esfuerzo del “chavito”,
nuestra amiga taxista que creo que no hablaba ni inglés, ni español NI ALEMAN, La playa en el centro de la plaza en Essen, la visita al Bar en un centro comercial cercano, donde la gente se peleaba por dejarnos el lugar cerca de la pantalla de TV, y donde el Coyo y un servidor nos birlamos unos gorros con la complicidad del mesero y donde el Coyo tuvo oportunidad de aplicar el truco de la ceniza.

Continuará….

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