jueves, 16 de marzo de 2017

La Chica de mis Sueños | Demo | Palé





Después de un buen rato de silencio provocado por una y mil ocupaciones y una gran dosis de telarañas, estamos de vuelta presentando a un grupo nuevo, de Aguascalientes, México y que está empezando a hacer sus pininos en el difícil mundo de la música. Es un pop muy fresco con influencias de otros ritmos, con letras originales (no covers) y que está dirigido especialmente hacia un público joven, aunque a los que tenemos ya unos añitos también nos agrada. Espero les guste.

lunes, 16 de enero de 2012

Dream of the Return (Letra)

Dream of the Return
(Letra: Pedro Aznar Música: Pat Metheny

Al mar eché un poema
Que llevó con él mis preguntas y mi voz
Como un lento barco se perdió en la espuma

Le pedí que no diera la vuelta
Sin haber visto el altamar
Y en sueños hablar conmigo de lo que vió

Aún si no volviera
Yo sabría si llegó

Viajar la vida entera
Por la calma azul o en tormentas zozobrar
Poco importa el modo si algún puerto espera

Aguardé tanto tiempo el mensaje
Que olvidé volver al mar
Y así yo perdí aquel poema


Grité a los cielos todo mi rencor
Lo hallé por fin, pero escrito en la arena
Como una oración

El mar golpeó en mis venas
Y libró mi corazón

viernes, 23 de abril de 2010

Crónica de un viaje al Mundial (Parte 8 y última.)

Una vez hechas las autopresentaciones de rigor, y de constatar que Patrick en un primer acto de hospitalidad portaba una camiseta verde con el escudo de México, nos llevaron a un tour por la Ciudad, que incluía el Fan Fest. Aquí lo diferente de los anteriores donde habíamos estado fué que era bastante más grande y que la pantalla gigante impresionaba por estar en medio del río Main o también conocido como Meno. Al atardecer se fusionaba la imagen del cielo con la del partido en turno, a esto agregarle una buena cheve germana: casi un sueño dorado del aficionado futbolero.
La pantalla gigante enmedio del río Main
Ahí cerca también Patrick & Nadine nos llevaron a una muy agradable terraza sobre el río, donde tuvimos oportunidad de probar el Ebbelwei ó Äppler un vino de manzana típico de Frankfurt, además de las cervezas que un oriundo conocedor sabe como las mejores. Ahí nos ilustraron acerca de Mainattan, como es apodado Frankfurt am Main, ya que existe otro Frankfurt más al este de Alemania, cerca de la frontera con Polonia. (Frankfurt an der Oder). Lo de Mainhattan es en analogía con Manhattan, EU, por aquello de que es considerado el centro financiero de Europa y por tener los edificios más altos de Alemania.

Al día siguiente, por recomendación del mismo Patrick, recorrimos 30 kms. en tren a conocer Wiesbaden que es la capital del estado de Hesse. En Wiesbaden al momento que pasaba un camión
turístico con anuncio de la cerveza mexicana
.
En la tarde quedamos de vernos en el centro de Frankfurt con Patrick para un paseo por la ribera del Rhin. Ahí pudimos apreciar un precioso paisaje con Castillos medioevales.
En el trayecto sucedió que de los 5 ocupantes los únicos que no traían puesto el cinturón de seguridad eran la Parca y el Coyo, que venían en el asiento trasero muy quitados de la pena junto con Chavito quien era el único pasajero del asiento trasero que venía con el cinturón ajustado y viendo como la velocidad sin sentirse se elevaba a niveles nunca experimentados por nuestra tierra. En un momento determinado, Patrick les dijo: - Miren mis amigos, a esta velocidad a la que vamos (240 kms. Por hora) con cualquier frenón, van a salir proyectados por el parabrisas, me lo van a romper….. y no me lo van a pagar! …
Inmediatamente el parecito que cabeceaba en medio de un sopor que suele darles en todo tipo de transporte, suspendió por un momento su siesta y se ajustaron el cinturón.
Mas adelante, llegamos a un pequeño pueblito de ensueño, llamado Rüdesheim con estrechas calles adoquinadas, donde la especialidad son las artesanías especialmente de madera, ahí nos surtimos de souvenirs desde llaveros hasta relojes cucús.

En las estrechas calles de Rüdesheim


Otro de los momentos mas emotivos del viaje fue la cena que nos ofreció nuestro ya para entonces gran cuate Patrick, ya que nos invitó a su casa a una memorable velada.
Ahí, prácticamente ‘ya no hallaba que mas darnos’, de entrada al abrir la puerta, nos llega de lleno el olor de unos deliciosos pretzels (también típicos de la región) que Nadine cocinó especialmente para nosotros. Había también una gran variedad de quesos, embutidos, especias y mostazas envasadas en tubo que el Coyo ponderó de un hilo y le fueron obsequiadas de inmediato.
A media cena, Patrick desempacó de una caja de madera una botella de Tequila ‘Reserva de la Familia’ y acto seguido sacó de un closet una guitarra de 5 cuerdas que sorprendentemente estaba afinada y que gracias a que era la 6ª. la faltante, el Coyo se las ingenió para tocar y entonar unas cuantas canciones.

No faltó la ya clásica ‘Don Baldomero’ interpretado en forma por demás sentida por un servidor. Nuestros anfitriones se mostraban un poco nerviosos por si la música subía de volumen y tomaba proporciones de noche bohemia, pero en consideración a ellos, no nos alargamos más que lo suficiente para salir de ahí totalmente convencidos que si bien la Copa del Mundo fue un evento que sensibilizó al pueblo alemán para mostrar al mundo la mejor cara posible, hay cosas que no pueden cambiar de la noche a la mañana y de la imagen de un país con gente mas bien dura, fría y un tanto indiferente que esperábamos, como una muy agradable sorpresa pudimos constatar que fue todo lo contrario: un país progresista, en el que se fusiona la historia con el modernismo, ordenado y su gente sumamente cálida y amable. Aún sin el incentivo del ambiente mundialista es un país donde quedamos con muchas ganas de regresar.

En estas tres semanas en las que el tiempo voló, que hubo de todo, que nos fogueó un poco mas en relación a los viajes, que tuvo momentos de gran diversión, su momento de angustia pero que en términos generales todo salió de maravilla y que nos dejó la importante enseñanza que la tolerancia y la buena disposición es básica para el éxito de un viaje como este. Dice el dicho que ‘Vive con Inés un mes y sabrás como es’. Aquí no necesitamos un mes para ‘acabar’ de conocernos. A veces un viaje así en que se convive 24 horas durante 17 días pone a prueba las amistades. La prueba fue superada y la amistad se vió fortalecida gracias a este viaje inolvidable.
F I N

sábado, 27 de febrero de 2010

Yes - And You And I - live

Una excelente versión de este clásico

miércoles, 25 de noviembre de 2009

CRONICA DE UN VIAJE AL MUNDIAL (Parte 7)

Ya sabiendo que México había calificado a la siguiente ronda nos enfilamos a Leipzig para el México-Argentina. Teníamos una tenue esperanza de conseguir boletos para ese partido ya que el Chavito se había colocado ‘en la fila’ pagando el importe de los tickets para poder aspirar en lista de espera para este partido.
En el tren venía un buen número de argentinos que a pesar de lo que se piensa de ellos por estos lares en cuanto a sus aires de superioridad, no iban precisamente confiados, sino mas bien con cierto respeto porque México no había sido propiamente ningún flan en las recientes confrontaciones y con el agravante que nuestro técnico (Lavolpe) aunque formado como tal en México, conocía muy bien como juegan sus paisanos.

Con los argentinos en el tren

Al llegar a la terminal del tren nos encontramos que una vez más la capacidad de la zona para guarda de equipajes fue ampliamente rebasada, pero aquí la gente de la terminal reaccionó con rapidez y habilitó una amplia zona acordonada e implementó un eficaz sistema de fichas con lo que solucionaron la sobredemanda.
El plan era que al finalizar el partido partir en un tren nocturno para amanecer en Frankfurt, fuera cual fuera el resultado. Todavía no teníamos reservación así que nos enfilamos hacia la cafetería donde a un lado estaba la zona de computadoras con la idea de hacer la reservación de Hotel y aprovechar para comer algo. El Chavito fue el encargado de esta tarea y el resto nos pertrechamos en una agradable barra, donde al calor de unas cheves no tardamos en entablar ambiente con unos parroquianos.
El detalle era que las PC’s eran de monedas y por tiempo, y en un momento determinado, el Chavito sudaba copiosamente peleándose con la máquina y viendo como se agotaban las monedas y teniendo detrás de sí una turba impaciente que esperaba con ansias ocupar su lugar. Casi una hora después no sin haber pasado por momentos de gran desesperación, el Chavito logró conseguir mas monedas prestadas y lograr la reservación satisfactoriamente.
En esa misma estación el Coyo prácticamente se miró en un espejo al encontrarse a un paisano con máscara de Salinas y con camiseta de Chivas. Fue unánime la apreciación de cuanto mexicano que lo veía. Varios querían tomarse fotos con él, pero muchos se enfriaron cuando acicateado por la disminución de reservas monetarias intentó cobrarles un par de euros por foto. Si insistían en la foto pero gratis, entonces se ponía una máscara de luchador.


El Coyo y su doble

Unas 2 horas antes del partido nos enfilamos al estadio. Previamente verificamos en el área de boletos que no tuvimos entradas asignadas, cosa que ya nos temíamos ya que la afluencia de gente con las mismas intenciones era de casi el doble de la capacidad del estadio. Al salir nos encontramos a Juan Pablo Romero, un comentarista tapatío de Televisa. Resultó haber sido compañero de la Parquita en la secundaria y tras soltarle sin ambages el apodo como era conocido en ese entonces (solamente la Parca lo sigue recordando) y un fuerte abrazo, le preguntó si sabía quien podría vender boletos. Respondió que sí y nos señaló a un gordo con facha de guarura que después de hacernos esperar un rato, nos ofreció un abanico de tickets en 1,000 euros cada uno ! Eso si de la zona VIP donde en lugar preferencial antes, durante y después del partido le llenan el tanque de comida y bebida a esos privilegiados. Muy cerca de ahí, hay otro estadio de usos múltiples donde se practican deportes bajo techo como basquet y voleybol. Ahí es donde comenzó el tráfico de boletos en grande. Así fue como nos enteramos que había quienes traían un burdo cartón que decía WANTED TICKETS y que no querían comprar, pero era una forma de disfrazar la reventa y que la gente los identificara. Debido a la fuerte demanda, los precios andaban de 5 a 6 veces su valor, los más baratos en una localidad decente en 400 euros. En el inter tuvimos oportunidad de ver a un cuate tripulando una gigantesca bicicleta desarmable, que aprovechando la expectación que causaba, pasaba el sombrero para sobrevivir el viaje. Si Chavito y el Coyo se tomaron la foto con Inés Saínz, yo tuve la oportunidad de tomarme otra para no quedarme atrás pero con María Inés otra atractiva conductora de TV AZTECA.

El 'Coyote' se topó nuevamente con los chapulines colorados y no perdió la oportunidad de festejar con ellos.













Con María Inés de TV Azteca

El Coyo hizo migas con unos empresarios tequileros que traían gran wonderful y le convidaron un shoot de Tequila de buena marca.
Finalmente el Chavito y yo en el preciso momento cuando nos decidimos a entrarle a unos de 400 euros que fue lo mas ‘barato’ que pudimos conseguir, la chava mexicana que nos los ofreció, se nos perdió de vista. Nos entró la desesperación y optamos por pelarnos rápidamente a las pantallas del Fan Fest. Como también estaba lleno a reventar nos acomodamos como pudimos y así por ejemplo el Chavito lo vió junto a un argentino que iba con su familia, justo delante de nosotros. Fue un juego de muchísima tensión y el aire se respiraba espeso. Cuando cayó el fatídico gol en tiempos extras de Maxi Rodríguez, el vecino argentino deportivamente reconoció que fue durísimo partido y que temió lo peor y tras recibir un pin con motivos mexicanos de parte del Chavito, amistosamente se despidió conmovido con abrazo y fraternal beso. En el camino de regreso se podía percibir la tristeza de los mexicanos y hubo muestras de condolencia de parte de los alemanes. En el camión de regreso, un alemán le preguntó al Chavo por sus pines que traía prendidos en una cachucha. Éste le dijo que si no tenía algún souvenir para intercambiar a lo que este respondió que no. Chavo de todas maneras le regaló un pin y el alemán en correspondencia prácticamente lo obligó a aceptar una cajetilla de Marlboro rojos, mismos que paseó intactos, ya que ninguno fumamos.

Tuvimos muchas muestras de la hospitalidad germana, pero definitivamente la mejor y que fue el cerrojazo de oro del viaje, fue el haber conocido a Patrick Haupt y señora.

Previamente desde GDL me dí a la tarea de cultivar vía mail esta relación. Resulta que Patrick es sobrino del patrón de uno de mis hermanos. Patrick ya había visitado Guadalajara algunas veces por invitación de su tío, y mi hermano había hecho las veces de anfitrión llevándolos a conocer prácticamente todo lo que todo turista debe conocer en nuestra Perla de Occidente y sus alrededores. Amén de fiestas de las que lo llevaban prácticamente sin dormir directo al avión de regreso a Frankfurt después de haberse metido cualquier cantidad de Tequila entre pecho y espalda.
Al aterrizar en Alemania tenían que tomarle el pulso y verificar que todavía respiraba.
Eso fue en calidad de soltero, pero ahora nos encontramos con un Patrick recién casado, su señora con 6 meses de embarazo y ya muy asentado.
Había investigado de sus preferencias y le llevaba un paquete de 20 cajetillas de Marlboro Rojos, sólo que ‘misteriosamente’ le llegaron 19. (sospechamos que se me cayó y alguien ‘barrió’ con una escoba esa faltante). Resultó que el buen Patrick en consideración al embarazo de su mujer y pensando ya en la inminente llegada de su primogénito, había dejado de fumar. De cualquier manera el detalle fue tomado en cuenta.

Estábamos hospedados en Frankfurt en un pequeño hotel exactamente a un lado del ‘Museo del Cuero’, (o de la piel) mismo que no hubo tiempo de visitar. Rentamos ahí una espaciosa habitación tipo suite de varias recámaras. Una vez instalados bajamos a desayunar y le pedimos a un individuo de ‘maneras delicadas’ que portaba unos diminutos ‘hot pants’ (tuvimos a bien bautizarlo como ‘el apretadito’) que nos dejara hacer la llamada para hacer contacto con el hasta entonces desconocido Patrick.
Éste apuntó el domicilio, lo programó en el GPS de su guayín BMW y antes de media hora ya estaba por nosotros en compañía de su señora de nombre Nadine. Era domingo, así que tenían todo el día para nosotros. .
En el paseo por el Río Main en Frankfurt

Continuará….

viernes, 5 de junio de 2009

Rosenberg Trio - For Sephora

Este es un extraordinario trío holandés que como grupo tiene ya 20 años de pisar escenarios, pero que han tocado desde niños. Vean que tal se desempeña en la guitarra Stochelo Rosenberg.

jueves, 4 de junio de 2009

CRONICA DE UN VIAJE AL MUNDIAL (Parte 6)

De Gelsen nos desplazamos hacia Berlin como siempre en tren. Dentro de la planeación del viaje resultó que la ciudad donde nos costó mas trabajo encontrar alojamiento que reuniera las 3B (bueno, bonito y barato) fue Berlín.

Dentro de la cadena ETAP encontramos uno en ‘Branderburg Park’ y que nosotros todo el tiempo pensamos que se ubicaba cerca de la puerta de Branderburgo. (El Branderburg Park resultó ser un parque industrial, algo así -debidas proporciones- como ir en GDL de la estación de tren de Av. Washington a El Salto.)

Llegamos a la estación del tren. Siendo esta mi especialidad, inmediatamente de mi dichosa maletita tinto consulté mi voluminoso archivo de mapas y desdoblé el correspondiente a esa Ciudad. Cual va siendo mi sorpresa que no apareció la dirección en mi mapa, consultamos en un tablero el mapa de la estación y tampoco. Pregunté a la gente de atención al público en mi mejor ‘gohetiano’ alemán sin resultado alguno. Entonces discurrimos conseguir un mapa más completo y mostrarlo a un amable policía. Al extender el mapa resultó gigantesco (de tal manera que hubiéramos necesitado una mesa rectangular para unas 12 personas para que hubiera cabido) y casi en las orillas por fin localizamos la dirección. Hasta ahí todo bien. El problema residía en que nadie parecía saber como llegar hasta ahí. De manera que nos mandaron ‘a rumbo’ sin saber exactamente donde bajarnos ni para donde ‘jalar’. Después de un larguísimo trayecto, nos bajamos en una remota estación. Ahí interrogué a una señora en alemán, misma que no entendió. Luego en inglés y menos. Nos alejamos lentamente buscando algún otro guía en la casi desierta estación y al escucharnos hablar entre nosotros de repente se regresa y nos dice: -¿Hablan español?... ¡Haberlo dicho antes!... le mostramos la dirección y nos dijo: No sé, pero dejénme preguntar… El tren estaba a punto de arrancar y ella corrió hasta emparejarse con la cabina del maquinista. No sabemos en que idioma le preguntó, pero nos trajo las señas de para dónde había que continuar. Nos volvimos a subir al mismo tren, recorrimos un par de estaciones, nos bajamos, salimos de la estación, cruzamos una calle y en la estación del frente abordamos otro tren en un vagón de 2 pisos. Todavía con cierta inquietud observamos a una pareja que coincidentemente bajó en la misma estación que nos indicaron. Ella: alta, rubia, con un bonito y ajustado vestido negro, con mucho porte y el estilo que nos había maravillado de las mujeres de Praga. Él: con la apariencia de empresario exitoso vistiendo una playera negra de marca. Al bajar le preguntamos estirándole el papelito con la dirección. Movió la cabeza diciéndonos en Inglés: -Va a estar difícil que lleguen ahí, mejor acompáñenme a mi auto y los llevo. Caminamos hasta un improvisado estacionamiento de piso de tierra, donde los esperaban un par de Mercedes negros de modelo reciente. Le ayudamos a pasar su bolsa de palos de golf de una SUV a la cajuela del otro (uno de los grandes). Previo beso despachó a su guapa señora, trepamos las maletas y abordamos la SUV sintiendo como quien es rescatado en un yate de una isla desierta. Todavía de ahí recorrimos unos 20 minutos por una serpenteante carretera y pasamos por lo que parecía un pueblito hasta llegar a una zona industrial donde se ubicaba el intrincado hotel. Este servicio por sí solo hubiera sido suficiente para que la Parquita olvidara por un momento su parquedad y se deshiciera en agradecimientos, un servidor le diera una palmada en el hombro, el Chavito le diera un abrazo y el Coyote todo eso junto y de ribete hasta un fraternal beso, pero eso no fue todo. Se detuvo en la puerta del hotel y con la camioneta en marcha esperó pacientemente hasta que reparó en que peleábamos con la máquina-cajero que hace las veces de recepcionista en el hotel (la verdad es que la tensión del viaje obnubiló nuestras mentes y nomás no dábamos pie con bola.) Entonces decidió apagar el motor, bajar y personalmente a ayudarnos a hacer el check-in. Hasta que nos vió asomarnos por la ventana de la habitación fue cuando cerró con broche de oro su buena obra del día: -¿Ya saben dónde van a cenar? La pregunta fue muy obvia y el hambre era mayor. Fué entonces cuando nos recomendó un restaurant italiano que habíamos ubicado en la pasada por el pueblito y gritó a manera de despedida: -digan que los
manda Frank.

Aquí con nuestro benefactor Frank en las afueras del Hotel Etap Branderburg Park A esas alturas las tripas gruñían más fuerte que la suegra de la Parquita, de manera que inmediatamente pedimos un taxi para comer-cenar en ese recomendado lugar. Ahí lo primero que hicimos fue ordenar unas cheves gigantes color tejuino y espesas, d’esas que ya habíamos probado en el traslado del tren a Hannover, que un alemán nos había advertido: Con dos dé’stas tienen pa’ ponerse agustito… el Coyo en esa ocasión nomás se zampó siete!. Luego pedimos una botella de Vino Blanco (alemán, por supuesto) para acompañar la cena.









Cuando le mencionamos al mesero (un italiano que prácticamente nomás hablaba su idioma natal) que nos enviaba Frank, esperábamos que iba a correr a traernos cuando menos ya sea los aperitivos o los digestivos de la casa, (un Sambucca o licor de Galiano, por ejemplo) pero en lugar d’eso, movió la cabeza no recordando conocerlo. Luego le hicimos referencia a su señora (la guapa rubia Checa) sin resultados.
Mas tarde, a media comida apareció de nuevo y al parecer (como buen italiano) la señora fue la que le hizo recordar a nuestro benefactor Frank e hizo mucha alharaca. Por cierto ahí nos confirmaron que era originaria de la Rep. Checa, (no podía ser de otro lugar). Hasta pedir la cuenta no se había mostrado ninguna señal de la influencia de nuestro nuevo amigo, a no ser por el trato cordial.
Las cheves espesas y turbias como tejuino.
De repente nos preguntó: -¿Para dónde van?
-Vamos para una estación que nos pueda llevar a la Puerta de Branderburgo. (la auténtica)
-Si me esperan un momento, el cocinero ya está por irse, les puede dar un aventón. Aquí está su auto, en la parte de atrás.
Salimos a esperarlo, como nos indicó. Cuál sería nuestra sorpresa que estaba un flamante Alfa Romeo (como diría un comentarista local:-sin una patinada de mosca) y portando una bandera italiana en la ventanilla.

Inmediatamente desenfundé la cámara y dije: -d’esto no ‘ai diario, ya imaginándonos a bordo de ese auto.
En eso, unos 5 minutos después sale el cocinero todavía secándose las manos. Cuando nos dirigimos a pararnos frente a las portezuelas del auto, nos dice:
-Ese no es mi auto, es el del patrón. El mío está aquí a la vueltita.







El Alfa Romeo en el que pensamos nos daban el 'raid'


Era otro Alfa Romeo, solo que unos 20 años más viejo. Me hizo recordar a los primeros caribes, con huellas de golpes mal empastados y algo sonadón, pero eso sí, la máquina todavía corría y bien, como se encargó involuntariamente de demostrarnos durante el camino. Nos mostró la foto de su señora al tiempo que, hablaba por teléfono con ella, volteaba a hacer comentarios a los de atrás, con el estéreo a todo volumen y a toda velocidad incluso en las curvas. Pero como a caballo dado no se le mira el diente, y menos en nuestras circunstancias, agradecimos a llegar (sanos y salvos) a nuestro destino con otros souvenirs a nuestro más reciente benefactor.


En el histórico Checkpoint Charlie








Paseando cerca de la puerta de Branderburgo tuvimos la oportunidad de ver de cerca una réplica de la copa del mundo en un gigantesco balón que montó la FIFA en una plaza. También nos cruzamos y saludamos ondeando la mano al mismísimo 'Tigrillo' Emilio Azcárraga quien en bermudas y como un turista más sin guarura alguno a la vista paseaba despreocupadamente.
Fuimos además a la zona donde antes se encontraba el célebre Muro y entramos a un museo que ilustraba toda esa historia.

Continuará…

martes, 10 de marzo de 2009

Manhattan Transfer Birdland

Excelente versión de este clásico del jazz.
Una de las vocalistas me recuerda a alguien conocido...

viernes, 2 de enero de 2009

CRONICA DE UN VIAJE AL MUNDIAL (Parte 5)

Paris, o la, la ¡¡ pues que les puedo decir de París?, fuimos a los museos y destinos de rigor y creo que fue una buena estancia, incluyendo las anécdotas de los “chaparros exitosos” (por cierto, compramos un par de tarjetas de teléfono que por más que intentamos no fue posible llegarles ni a la mitad del consumo) y del hecho que tuve que lavar propio y ajeno para sacar adelante la carreta. (Con esa obsesión de limpieza que justificadamente me señalaban mis compañeros, aún trayendo la maleta monstruo llena de ropa que no alcancé a usar.) Fueron días de mucho caminar y de llegar rendidos a nuestro tercer piso.













Hicimos la visita de rigor al Museo de Louvre, (donde estrenamos las camisetas personalizadas de la mundialmente famosa Cerveza Per Cápita),




Otro día fuimos al impresionante Museo D’Orsay en un lugar que anteriormente fue una enorme estación de tren, ahí el Coyo salió maravillado de observar a milimétros de distancia los óleos de su ídolo Van Gogh.

También pudimos comprobar que las apariencias engañan cuando en una banca de aspecto incómodo por lo recto de las formas, el Coyo, Chavito y una japonesa en posición casi de yoga se aventaron una pequeña siesta para recobrar fuerzas y seguir recorriendo las interesantes salas.
Cómo olvidar a los bailarines de break dance callejeros con los que insistí en tomarme una foto. No contaba con que habían sudado copiosamente y durante el resto del día traje la sensación de portar un raro perfume corporal.


También a los patinadores callejeros y su imitador virtual.
La búsqueda del centro del mundo en las afueras de Notre Dame, el altar a la Virgen de Guadalupe y la excelente comida en un restaurant de Montpellier, dónde la parquita fue expulsado en calidad de indigente.


El baile en la estación del metro. La visita a la torre Eiffel. El Cow Parade en La Defense y el baño de pies del Coyo….

Finalmente hubo que madrugar y tomar un tren rumbo a Gelsenkirchen para ver a Mexico-Portugal. México llegaba como favorito sentimental porque ya para entonces los alemanes y alemanas (me persigue otra vez el fantasma de Fox) habían asimilado a los verdes como su segundo equipo más que por el equipo en si, por la simpatía hacia los 50 mil mexicanos que pululábamos festivamente por Europa.
Esta región de Alemania es la más poblada y se forma por la unión de varios centros urbanos como GelsenKirchen, Essen, Dortmund, etc. Anteriormente zona minera ahora tratan de hacerla un pulmón verde y la verdad que es agradable, aquí llegamos al Hotel Schmidt, propiedad de un matrimonio, bastante pequeño pero confortable.





De nuestra estancia aquí resaltaría yo la noche con nuestros amigos japoneses, quienes fieles a la fama que tienen cuando viajan, documentaban de todas las formas posibles su viaje, tomando fotos, video y hasta hubo que anotarles en un cuaderno hasta la letra de ‘Cielito Lindo’; conocer un moderno estadio que tiene entre sus maravillas que la cancha puede sacarse del estadio para asolearla y para presentar en ella todo tipo de espectáculos, ver al “coyo” y a la “parka” vendiendo horas de esfuerzo del “chavito”,
nuestra amiga taxista que creo que no hablaba ni inglés, ni español NI ALEMAN, La playa en el centro de la plaza en Essen, la visita al Bar en un centro comercial cercano, donde la gente se peleaba por dejarnos el lugar cerca de la pantalla de TV, y donde el Coyo y un servidor nos birlamos unos gorros con la complicidad del mesero y donde el Coyo tuvo oportunidad de aplicar el truco de la ceniza.

Continuará….

jueves, 18 de diciembre de 2008

Bésame Mucho - The Beatles

Toda una reliquia este video donde The Beatles interpretan una de las canciones con más versiones en la historia de la música: 'Bésame Mucho' obra cumbre de la mexicana Consuelito Velázquez.

CRONICA DE UN VIAJE AL MUNDIAL (Parte 4)

La llegada a Hannover fue la “explosión mexicana”, es decir, una auténtica Maxi-Kermés: miles y miles de mexicanos con las verdes camisetas desde el tren y ya directamente en la estación, le dieron color a esa sede, se notaba que México estaba presente, eran tantos mexicanos que lo que ya no hubo fue lugar para guardar nuestro equipaje, aquello era la locura y en esa locura, en medio de la euforia iniciada con unas Supercheves espesas y turbias que compartimos con unos juniors chilangos y un alemán al que envolvimos en nuestra fiesta en el tren (le hicimos su día), pasé del gusto al susto al perder una maletita con dinero, boletos, reservaciones y pasaporte, estuve a milímetros de echar a perder el viaje, fue un momento realmente difícil, muy difícil.


El trayecto a Hannover, el alemán (de saco), llamó por celular a unas amistades para platicarles su 'aventura' con este heterogéneo grupo de mexicanos.
A la llegada a la terminal una pandilla de 'chapulines colorados'
descansaban tirados en el piso. El 'coyo' aprovechó para tomarse
esta foto, eso sí junto a la novia de uno de'llos. México y Angola, pueblos hermanos

El 'Negrito' descosido tomándose fotos a diestra y siniestra, aquí obligaron a este par de 'cuicos' alemanes a sostener la bandera nacional al lado de un cabeza de zandía.






Aquí el Negrito con un angoleño de su misma raza,
sólo que un poco más asoleado.
El corazón me palpitaba a 100 por hora, la boca la tenía seca; “se acabó el viaje ¡, se acabó el viaje ¡ “, era lo único que me repetía en la mente, sin embargo y como una llama de esperanza algo me decía que las cosas no podían ir mal, que todo se tenía que arreglar. Pues el caso es que le pedí a la Parkita que me acompañara, fuimos al tren, a los almacenes de equipaje y nada. Cuando hacía mi reporte de pérdida de equipaje, una voz interna me dijo dónde estaba mi maletita, corrí como 200 metros y ahí estaba, 30 ó 40 minutos estuvo mi maletita en la calle abandonada y ningún alemán ni ningún mexicano se la llevó, ¿milagro? Díganme ustedes.
Hicimos una reconstrucción de lo que debió haber sucedido: En la búsqueda de donde dejar el equipaje, ya que pensábamos viajar a Paris en la madrugada después de terminar el juego, platicamos animadamente con unos mexicanos afuera de un hotel con unas mesas con sombrilla. Bajé mi dichosa maletita que estaba pesada como yunque, ya que traía ahí una parte de mi colección de mapas de los lugares que visitaríamos, y de plano, se me olvidó. Los mexicanos se percataron del olvido cuando ya no pudieron encontrarnos entre ese mar de gente, de manera que han de ver pensado: -tarde o temprano van a regresar por sus pasos, vamos acomodándola aquí en una esquinita. Así fue y al llegar y descubrir el color tinto de mis tesoros, no tuve mas que abrazar a unos atónitos viejitos alemanes que ocupaban la mesa cercana y que sin saberlo la habían hecho de ángeles guardianes.

Pasado ese mal trago, seguíamos con el dilema del equipaje. Descartamos los hoteles, intentamos con otros mexicanos que alquilaron un cuarto en otro hotel cercano, mismos que no quisieron –y que bueno!- alojar por unas horas nuestro equipaje, argumentando sobrecupo. (Después pensamos que en medio de ese maremágnum iba a estar en ruso coincidir a buena hora para recoger nuestras maletas.)

Una vez superado el sofocón repentinamente nos llegó una hambre canina, de manera que a pesar de que todos los lugares estaban atiborrados, en un restaurant donde había sombrillas ahí pertrechamos nuestras maletas y estábamos a la caza de una mesa, cuando el Coyo, echando mano de sus artes bromeaba en forma con cuanto mortal se le ponía por enfrente.



Comiendo en las sombrillas,
con el alemán y las peruanas




Así se transfigura el coyote cuando olfatea una 'pollita', nótese el brillo de los ojos y sus afilados colmillos.






Esta güerita se atravesó en nuestro camino
y también fué fotografiada con el grupo.



Ahí fue cuando de repente de entre la multitud apareció como una estrella fulgurante la mismísima Inés Sainz (comentarista de TV Azteca) quien se veía de verdad espectacular en sus ajustados pantalones blancos y una camiseta verde. El Chavito fue quien la detectó y alertó a su compadre el Coyo para ir a tomarse una foto con ella. Lo primero que hizo el Coyo al verla de frente fue decirle lo guapísima que estaba y que si podíamos tomarnos una foto con ella, accedió encantada. El Coyo se encontraba ya en pose abrazado, cuando ella le dijo: -oye, y quien nos va a tomar la foto? No sé, pero que a gusto estamos, no? En eso arribó corriendo Chavito y literalmente desplazando a otro que ya se estaba acomodando junto a Inés, le dio la cámara a un desconocido que tomó la histórica imagen.
Con Inés Sáinz de TV Azteca



Había muchos alemanes entre asombrados y divertidos observando aquel Carnaval Mexicano, cuando en una de las mesas en eso estaba un alemán con 2 peruanas, una de ellas su esposa, la otra su cuñada. El Coyo no tuvo mayor problema en echárselos a la bolsa desde el principio. Comimos vorazmente y como por arte de magia nuestra suerte volvió a cambiar. La pareja nos ofreció guardar las maletas en su pequeño departamento. (prácticamente le copamos la sala). De manera que nos enfilamos en un enorme trolebús como a 30 minutos de ahí. En las afueras del depto.
donde guardamos nuestras maletas

El caso es que un deseo del Chavo se convirtió en realidad antes de 24 horas, esto porque él, recuerdo yo, me había comentado en la mañana que le gustaría conocer como vivían los alemanes, que le gustaría conocer una casa alemana, de manera que aunque sea conocimos un departamento alemán ( por lo pronto).

Después de dejar las maletas (dinero, y demás incluidos) y nos fuimos al estadio en compañía del matrimonio guardamaletas quienes aunque no tenían boletos se ofrecieron a seguir disfrutando de nuestra compañía.

No recuerdo bien a bien como le hicimos pero llegamos al estadio, mismo que ni siquiera recuerdo haber visto, porque además a este juego contra Angola solamente entró el Tesorero y los demás nos avocamos a vivir la fiesta en el Fan Fest, ahí conocimos a la familia Szybora y a Bertha Von Suttner (de parecido con Herman Monster) con quienes nos la pasamos de pocas, comimos salchichas, papas, cervezas e hicimos amigos aquí y allá mientras el 0-0 no pudo acabar con el entusiasmo desbordante de la gente en el estadio, ni de los que estábamos afuera.
En el Fan Fest, tremendo jolgorio
con los Szybora, Bertha VS y
una paisana con autendo indígena

En el interior del estadio Chavo con unos niños de Saltillo, acompañados por su papá, ganadores de un torneo Bimbo y que fueron premiados con un viaje al mundial.
Cuando el juego terminó fuimos en busca del Chavo. Habíamos quedado de vernos en un determinado punto e íbamos equipados con radios para poder localizarnos. Con lo que no contábamos es que sin exagerar cientos de mexicanos pensaron lo mismo y los canales estaban saturados en grado sumo. A esto hay que agregarle que dentro del desmadre le pasábamos el radio al Sr. Szybora el cual en un ininteligible idioma y ya con tres cuartos de estocada, bromeaba con un intranquilo Chavo que hacía esfuerzos desesperados por escuchar alguna voz conocida. El Coyo disfrutaba de lo lindo con una cuerda mas grande y resistente que la de un boggie jump y debido a su poco interés por el futbol pero sí por la fiesta iba de mal humor, por tener que aterrizar su avión y perder la pista de sus recién adquiridas amistades alemanas que prometían un jolgorio de proporciones épicas. Repetía sin cesar: -porqué tenemos que irnos? Si está rete bueno el desmadre aquí!... finalmente imperó la razón y volvimos al plan inicial. Encontramos al susodicho y de inmediato nos fuimos a buscar un taxi que nos llevara a la casa de nuestros mecenas, quienes no aguantaron el paso y habían retornado a su depto. previamente.

La búsqueda del taxi, no fue nada fácil, recuerdo haber caminado en medio de multitudes, separarnos por parejas en diferentes esquinas y ya muy lejos encontramos uno al que le dimos el papelito en donde traíamos anotado el domicilio, le pedimos al taxista que nos esperara, subimos por nuestras cosas, les entregamos unos souvenirs a nuestros protectores, nos despedimos agradeciéndoles encarecidamente y seguimos en el taxi hasta la estación del tren rumbo a París.

Ese fue realmente un buen día, nos divertimos bastante en la Fan Fest, encontré mi maleta perdida, alguien nos guardó el equipaje, y el día hubiera terminado redondo de no ser que enmedio del cuete y mi ‘organizado desmadre’ de la maletita perdí los boletos y después los encontré hechos garruño en mi chamarra, (provocando ‘la sublevación de los guiados’). Fué un día cansado en el que hasta hubo que levantar de nuestros asientos numerados a unos mexicanos gandallas.

El tren hacia Paris también llevaba “sobrecupo” de mexicanos, y solo entre sueños escuchaba yo carreras, gritos, porras, etc., mismos que se interrumpieron cuando llegamos a Bruselas, bajamos del tren y esperamos otro que finalmente nos depositó en Paris muy de mañana.

En Gare du Nord (la estación del norte) se empezó a recuperar un poco el humor de todos ya que antes se “podía cortar el ambiente de tan pesado”, ( sin embargo, después comentamos y el consenso fué a la distancia en el tiempo, que esa primera y prácticamente única desavenencia de la que después broméabamos marcó nuestra amistad y la fortaleció para el futuro), nada más llegar, tomamos nuestros equipajes, y después de desatorar mi ‘maleta monstruo’ de un torniquete de ingreso al metro, (inmediatamente después descubrimos el espacio para pasar maletas) busqué un teléfono para avisar a nuestro casero que habíamos llegado y hacer cita para tomar posesión del depto.

El departamento en París estaba bien ubicado, limpio y con Pantalla de TV, Teléfono, Lavadora (muy importante para mí) y Estéreo entre otros accesorios, solo que estaba en un tercer piso así que le sudábamos en cada subida y bajada por una estrecha y desgastada escalera de madera. En unas bagueterías que estaban abajo surtimos nuestra cena y desayuno de dos días. Las bebidas las surtíamos en una microtienda propiedad de un oriental donde el Coyo se solazaba haciéndole preguntas en español que involucraban como mínimo a sus hermanas (del oriental, por supuesto).
Recién llegados, en las afueras del depto. en Paris (Continuará...)

jueves, 27 de noviembre de 2008

Pedro Aznar - Amor de Juventud

Una canción donde se aprecia la sensibilidad de este extraordinario músico argentino.

martes, 21 de octubre de 2008

CRONICA DE UN VIAJE AL MUNDIAL (Parte 3)

Una cosa que notamos diferente: habíamos oído decir que la seguridad en los aeropuertos alemanes estaba sumamente estricta, y la verdad es que cuando menos pensamos en un 2 X 3 ya estábamos afuera del aeropuerto en la banqueta. La nefasta aerolínea American Airlines en un intento de resarcir el daño (cosa que hubiera logrado sólo que hubiera conseguido aplazar el juego hasta que llegáramos) nos ofreció hospedaje en Frankfurt por esa noche, pero aún cuando veníamos algo cansados, decidimos pelarnos a Nuremberg con la esperanza de cuando menos participar un rato del festejo. (En el avión algunos pasajeros mexicanos llamaron por celular y el piloto de cuando en cuando anunciaba el marcador por las bocinas). Además teníamos pagada ya la reservación en nuestro Hotel.

Corrimos de aquí para allá hasta encontrar la forma de desplazarnos en tren desde ahí hasta Nuremberg a donde llegamos en la madrugada solo para comprobar lo que pueden generarle a mexicanos y a mexicanas (¿soné muy Fox?) por igual, varios factores: estar lejos de la patria; echarse unos alcoholes de más y ver ganar a la verde. Las fotos hablan por sí solas.



Estas mexicanas de plano ya estaban en la inconsciencia total y dormían plácidamente en el suelo de la estación de trenes de Nuremberg, después de haber 'festejado' a lo grande el triunfo de los verdes contra Irán. (Una de ellas estaba orinada)

Vale la pena mencionar en este punto a nuestro primer amigo alemán, el buen “BOLA” trailero con quien compartimos la cabina del tren, intercambiamos bebidas y entregamos los primeros recuerditos mexicanos. Aunque también tuvimos un encuentro con el orden y la eficiencia alemana cuando el inspector de boletos nos obligó a pagar la ‘reservación’ a pesar de que el tren no venía lleno y de nuestro flamante eurailpass.
Aquí 'Bola' le empina un trago a una 'pachita' de Tequila...

En correspondencia, 'Bola' corrió al carro bar y todo lo que encontró fueron unas botellas de vino blanco, a las que 'tuvimos' (pistola en la sien) que hacerles los honores.

Otro punto relevante de este momento del viaje fue la recepción en el Hotel Etap de Nuremberg, resulta que gracias a nuestros amigos de A A, (no confundir con doble A) un viaje que debió haber comenzado en esa ciudad a las 11 de la mañana, inició a las 2 de la mañana del día siguiente, entonces llegamos al hotel de madrugada. Ahí nos encontramos otra sorpresa: No hay personal que te reciba, sino que todo el registro hubo que hacerlo en una especie de cajero automático, donde después de insertar la tarjeta con la cual reservé, hubo que anotar el número de reservación, obtener dos números confidenciales y con esos números acceder a nuestras habitaciones, tema complejo para unos principiantes pero prueba superada. De ese día sólo me resta decir que cuando nos fuimos a acostar nos dió los buenos días el señor Sol.

Al día siguiente, nos levantamos todavía algo sonados y en el puro límite antes de que cerraran el comedor del hotel, (el desayuno estaba incluído), también andábamos ligeramente crudelios, ya que durante el largo viaje hicimos varios cruces mortales: ron-tequila-vino blanco-cerveza.

El programa del día contemplaba una visita al lugar donde Hitler pronunciaba sus incendiarios discursos a las fuerzas armadas nazis y al impresionante museo de la GESTAPO. Y de pasada ahí muy cerca, recoger los boletos del juego México-Portugal.
Desde esta plataforma Hitler pronunciaba sus discursos al ejército Nazi







Una vez concluído este tour, nos dirigimos al fan fest en la mera plaza del centro de la ciudad.

Aquí fué dónde “el Coyote Spink” estrenó la posteriormente famosa frase de “!! Hey mecsicans, nomeen’ai plis ¡¡ “ hasta que un hooligan inglés bastante alcoholizado hizo caso omiso de las recomendaciones del buen Coyo y en sus propias ‘narices’, cruzó la calle haciendo eses y dibujando una serpenteante línea húmeda en el adoquín de la calle, de nada valió que el Coyo indignado fué con el chisme a un ‘polizei’.
Después pudimos comprobar que aunque los ‘polis’ teutones son de lo más estricto y eficiente, había línea de que tuvieran cierta flexibilidad con los ‘mundialistas’.



Así estaba el ambiente en el Fan Fest en Nuremberg, también nos dimos tiempo para visitar un Castillo.
También en Nuremberg “la parkita” nos dio una pequeña probadita de la sopa que nos recetaría durante todo el viaje: se metió a un supermercado, dedicó más de una hora a buscar una botella del vino más barato posible y salió muy orondo sólo para comprobar (le habíamos advertido) que no se podía entrar al fan-fest con bebidas ni comida. Genio y Figura hasta…….

Al día siguiente salimos temprano rumbo a Praha en un tren que a pesar de ser viejón era cómodo y el camino resultó con paisajes interesantes. De este recorrido no tengo fotos, (ahí te encargo Chavito) pero indudablemente recuerdo a nuestras amigas checas (que más bien parecían gitanas) incluso una de ellas muy cordial y amable (pero apestosa por cierto) nos guió hasta nuestro departamento después de decirnos en un raquítico castellano que fue novia de Alberto Juantorena (algunos años y supusimos bastantes kilos antes).

Praha es una pequeña ciudad (comparada con las grandes, de Europa) en la que nos quedamos con ganas de haber permanecido más días, la amplia plaza en la que se reunía la gente a ver el futbol es realmente hermosa, el puente Carlos V con su corredor de artistas y artesanos, el Río Moldava, los castillos, el departamento que rentamos, bueno hasta el metro me impresionó por lo profundo que es en algunas estaciones para poder pasar debajo del río.

De nuestra estancia en Praga hay muchas cosas por contar y también algunas pocas por barrer con ‘la escoba’ del olvido, recuerdo al africano rociando spray en la cara de los hooligans británicos, al ecuatoriano con sombrero y una bandera de capa que ayudamos a bajar (con la presión del público) de arriba de una patrulla por estar tocando su tambor, como olvidar a los parias a los cuales el coyo en un arranque de idealismo quisiera emular temporalmente, la caminata por el puente, la casa de Franz Kafka, Los partidos que vimos en compañía de una pareja brasileña en la Plaza, Lucía nuestra atractiva y amable cocinera, (aunque ella admitía que ante la belleza de las oriundas no tenía nada que hacer). El bar frecuentado por checos que nos recomendó y donde el Coyo y un servidor bailamos al estilo europeo y bebimos unas coronas.
Otra de las cosas que hicieron especial nuestra estancia ahí, fue que allá vive Carlita la sobrina del Coyo, quien en compañía de su novio checo Philip fungieron de guías en varias salidas. Una de ellas, me la perdí en parte porque me dio un ataque de cansancio (en mi tierra se llama de otra manera) y por mi empeño en la labor de lavar ajeno y propio. (una obsesión difícil de curar), pero mis compañeros de viaje me platicaron sumamente entusiasmados que fueron al legendario Castillo de Praga y sus alrededores; a tomar un par de deliciosas cervezas a un bar típico de checos, y a comer en un restaurant también típico de comida checa dónde Philip los asesoró acerca de que pedir. Bueno, bonito y barato. Salieron de ahí diciendo Nasdrabi (Salud! En checo) que fue una de las pocas palabras (y como no) que aprendimos de ese difícil idioma.

Aqui en la Plaza donde se instaló el Fan Fest con Philip & Carlita
y una pareja brasileña. A la derecha, caminábamos por una amplia avenida cuando escuchamos una voz conocida: el doctor Cándido Pérez que hablaba por celular. Esperamos a que terminara su conferencia y amablemente accedió a tomarse esta foto con nosotros.
(izq) Muy cerca del monumento a Kafka estaba nuestro departamento.
(centro) Philip & Carlita amablemente nos acompañaron al impresionante Castillo de Praga y sus alrededores.


(izq) el ecuatoriano que sonaba su tambor y que iba a ser arrestado por la policía checa y que los gritos del público evitamos a cambio de que dejara de tamborear.
(abajo centro) un grupo de jazz tocando en el puente y (derecha) el bar frecuentado por lugareños donde saboreamos deliciosas cervezas especialidad de la casa.

El viaje fue bastante agitado, siempre había que andar de prisa y salir temprano a tomar los trenes y Praga no fue la excepción corrimos, encontramos un taxi y finalmente salimos en tren de Praga a Hannover. Los trayectos en tren, por otro lado también implicaron ir aprendiendo cada día sobre las características y rapidez de la variedad de trenes europeos, escuchar lo que otros iban a hacer para luego hacer lo mismo, sobre todo aprender de los chavos que viajaban por su cuenta. Precisamente en este trayecto hicimos algunas escalas que ya ni me acuerdo...
(Continuará)